Sábado, 26 de octubre de 2024


Mensaje semanal recibido el 26 de octubre de 2024 en Fátima, Portugal, transmitido por la Virgen María, Rosa de la Paz, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús


Queridos hijos:

Mientras en el mundo se siguen agravando y arrastrando los conflictos, Yo los llamo a ser precursores de la paz entre ustedes.

Mientras la angustia, la desesperación y el sufrimiento golpean, día y noche, a los desamparados y desprotegidos de las guerras; Yo los llamo a recordar la esencia de la gratitud y a erradicar la crítica y el reclamo.

Mientras algunas naciones en estos próximos días definirán el desarrollo de su destino y de su final, Yo los llamo a valorar el potentísimo y sabio afluente de la Instrucción para que ya no sea colocado en un segundo plano.

Mientras las modernidades del final de estos tiempos hipnotizan e inhiben el potencial espiritual y humano, dejando en manos de las máquinas el raciocinio exacto que Dios le dio al hombre; Yo los llamo, hijos, a vigilar y a tener cuidado para que sus almas no sean absorbidas por una vida artificial.

Mientras que, en el mundo y en varias naciones, el hambre y la falta de sanidad en todos los sentidos son usados como campaña pervertida para aprovecharse del sufrimiento del semejante; Yo los llamo, hijos, a proteger la Obra de Dios, primero de ustedes mismos y segundo de toda actitud superficial y arrogante.

Mientras en los laboratorios se planifican y se venden nuevas vidas; Yo los llamo, hijos, a proteger, amparar y cuidar a los más pobres de entre los pobres para que la humanidad coloque su mirada en los más desfavorecidos.

Esto y mucho más, hijos Míos, es causa de perpetua y urgente oración; porque cada uno tiene que reconocer que, a través de estas Mis últimas Palabras, todos ya están avisados.

Que, en este próximo encuentro de las 1000 Ave Marías, sus voces y corazones se unan por estas causas. Estaré unida a la súplica del corazón que se adhiera.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

 


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