Es una oración para ser recitada en todos los momentos posteriores a la Comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Sol de Dios,
que alumbras la oscuridad de nuestras vidas.
Espíritu de Dios,
que liberas las faltas de nuestros seres.
¡Ven Sagrado Cuerpo y Preciosa Sangre de Jesús!,
para que unidos a Ti,
alcancemos la eternidad y el paraíso.
Amén.