Señor, perdónanos, porque desde el momento en el que pisamos sobre la Tierra,
somos ignorantes de nuestras acciones.
Señor, perdónanos, porque el tiempo pasó y nuestros ojos permanecen cerrados,
como también nuestro corazón y nuestro pequeño espíritu.
Señor, perdónanos, porque nuestras manos trabajan poco para Ti
y mucho para nosotros mismos;
se extienden poco hacia el prójimo y permanecen muy cerradas.
Señor, perdónanos, porque vinimos a la Tierra como espíritus en redención,
nada conocíamos del Amor y tampoco sabíamos que aquí aprenderíamos a amar.
Señor, perdónanos, porque el mundo está agonizando
y aún no Te pudimos encontrar en los Reinos de la Naturaleza y en nuestros hermanos.
Señor, perdónanos porque ignoramos la unidad
y por separarnos de Ti como consciencias y como Tus criaturas.
Señor, perdónanos, porque aspiramos a no volver a pecar.
Perdónanos como perdonaba Tu Hijo.
Perdónanos como perdonaste a nuestros espíritus, al entregarnos lo mejor que tienes
en Tu Creación: una experiencia de amor y de unidad Contigo.
Señor, perdónanos y limpia nuestras manchas, cura nuestras heridas
y reintégranos a Tu Reino.
Señor, perdónanos y ábrenos las puertas del Cielo.
Reconcílianos con Tu Corazón y con todo lo que Te pertenece.
Enséñanos a amar y a perdonar como Tú lo haces.
Enséñanos a unir lo que está separado.
Enséñanos a servir a todos en Ti, sin salir de Ti y encontrándote en todo.
Señor, haz de nuestros corazones Tu Corazón; de nuestros brazos, Tus Brazos;
de nuestras piernas, Tus Piernas; de nuestros cuerpos, Tu Cuerpo; de nuestras mentes,
Tu Mente; de nuestras vidas, Tu Vida; de nuestra evolución, Tu Evolución.
Señor, perdónanos y haznos semejantes a Ti.
Amén
Oración trasmitida en el mensaje de San José del dia 10 de julio de 2016