El Reino Vegetal está en casi todos los lugares y transforma todo lo que toca en vida. Desde tiempos inmemoriales, mucho antes del surgimiento de los seres humanos en la Tierra, las plantas ya estaban aquí. Ellas son, en su enorme belleza y diversidad, testigos silenciosos y registros vivos de nuestra jornada sobre el planeta.
En el plano material, el Reino Vegetal es responsable, entre otras cosas, de crear la atmósfera que hace el mundo habitable a través de la fotosíntesis, y de sustentar todos los seres vivos a través de los alimentos y de las materias primas que produce.
Sin embargo, así como todo lo que hay en la Creación, el magnífico manto verde del planeta también tiene su tarea espiritual. En este segundo artículo de la serie “Revelaciones de los Mensajeros Divinos sobre los Reinos de la Naturaleza”, conoceremos lo que los Sagrados Corazones comunicaron sobre el aspecto oculto de la vida de los vegetales y los aprendizajes que podemos obtener con este grupo de la naturaleza.
Por lo tanto, de todo lo que será dicho, lo que debemos tener como más importante es esta exhortación de los Mensajeros Divinos: El Reino Vegetal necesita sentir el amor de la humanidad para continuar viviendo, evolucionando y ayudándonos.
En este sentido, la Virgen María nos recuerda que los actos aparentemente más sencillos tienen importancia para la consciencia del Reino Vegetal. “¿Alguna vez pensaron qué siente una flor al ser regada?”, nos preguntó en Su Mensaje del 13 de julio de 2020.
Espíritu de donación
San José Castísimo, en Su Mensaje del 27 de noviembre de 2015, afirmó que el Reino Vegetal es la expresión de la donación, de la elevación y de la belleza en la Tierra.
También habló sobre el espíritu de donación del Reino Vegetal en Su Mensaje del 28 de agosto de 2015, destacando que ése es uno de los principales atributos de las plantas. El Casto Corazón observó cómo, en su humildad, el Reino Vegetal entrega siempre lo mejor de sí a Dios, sin importar de qué forma será tratado por los seres humanos.
De acuerdo con nuestro Instructor, podemos extraer un gran aprendizaje meditando sobre este aspecto del Reino Vegetal:.
El Reino Vegetal sabe de la Ley Divina de la donación de sí a Dios y a Su Plan Superior. Contempla a ese Reino y descubre, por medio de él, el secreto del vacío de sí
Árboles: guardianes de la cura espiritual
Los árboles son uno de los principales y más desarrollados representantes del Reino Vegetal. Como vimos, ellos ejercen funciones primordiales no solo para el equilibrio físico, sino también para el equilibrio espiritual de la humanidad y del planeta.
Los árboles son los templos que traen hacia la Tierra los Principios de Dios. Ellos captan desde el Universo las energías mayores que la humanidad necesita para elevar su consciencia y curarse.
Cristo Jesús reveló, en Su Mensaje del 5 de febrero de 2020, que los árboles fueron creados bajo la orientación de los Arcángeles de Dios, por medio de los devas y de los ángeles menores.
Agregó que vibran en una melodía que el hombre de hoy desconoce y que contiene, en su constitución, los atributos que necesitamos para poder evolucionar y despertar cada día más.
De acuerdo con Nuestro Señor, siempre que estemos delante de un vegetal, debemos recordar que se trata de un ser vivo que posee, en su código genético, el conocimiento científico y alquímico de auto-regeneración y autosanación.
Pero, ¿cómo podemos tener acceso a esos tesoros espirituales de los cuales los árboles son guardianes y representantes? Cristo Jesús nos dió la respuesta, que es la más simple y profunda de todas, como todo lo que viene de Dios: ellos necesitan solamente ser reconocidos y amados, para que sus esencias puedan abrirse y mostrarse a la humanidad.
Testigos de la historia de la Tierra
Cristo Jesús afirmó que los árboles son los únicos testigos de lo que verdaderamente sucedió en este mundo. Dijo que, así como los árboles conocen los tesoros más preciosos de la Creación; también conocen los errores de las civilizaciones del pasado y del presente, pues acompañaron todas las etapas de la raza humana.
Ellos sienten todo lo que ha hecho el hombre de superficie, todo lo que la humanidad ha generado desde el primer momento en el que existió en la superficie de la Tierra hasta los días de hoy.
Nuestro Señor afirmó que los árboles continuarán siendo, hasta el fin, los testigos de lo que ocurre en nuestro planeta.
Fue tan grandiosa su oferta y entrega que se donaron, por medio del madero de la Cruz, para poder ayudar a la humanidad a través de la entrega del Hijo de Dios. Por eso son los grandes testigos del ayer y son los que traen para la humanidad el sagrado conocimiento de la Creación.
Árboles: comunicadores entre el hombre y Dios
San José Castísimo, en Su Mensaje del 30 de noviembre de 2018, reveló que el Reino Vegetal absorbe del interior de la Tierra la historia de la evolución humana, guardando este legado en su interior. Por eso, las grandes florestas son receptáculos de sabiduría.
El Casto Corazón también nos explicó otra de las increíbles tareas de los árboles: la de “comunicadores” entre el hombre y Dios. De acuerdo con nuestro Instructor, ellos actúan como espejos, devolviendo al Padre Creador los rayos y las vibraciones divinas que Él envía para ayudar en nuestra evolución, adicionando las informaciones sobre las experiencias que la humanidad obtuvo a partir de esos estímulos.
Por intermedio de los árboles, el Padre Creador recibe de regreso esos impulsos en sus Fuentes Creadoras. Entonces, Él los renueva, enviando nuevos rayos y vibraciones, de acuerdo con lo que la humanidad necesita para seguir desarrollándose. Así, la vida en el planeta sigue siendo atendida en sus necesidades de perfeccionamiento espiritual gracias a la emanación de los árboles.
San José reiteró que la llave espiritual para conocer estos y otros aspectos de la ciencia divina es muy simple. Tendremos acceso a ella a medida que abrimos nuestros corazones a relacionarnos con el Reino Vegetal:
Si los corazones tan solo contemplaran a los bosques con gratitud, podrían sentir y percibir estos y otros misterios de la ciencia de la vida.
Los grandes árboles: una puerta a realidades superiores
Cristo Jesús reveló, en una serie de Mensajes titulada “Los árboles secuoyas”, que los grandes árboles, principalmente las sequoias gigantes localizadas en el norte de California, Estados Unidos, atraen principios del Universo que ayudan a sustentar el equilibrio del planeta y, sobretodo, de la humanidad.
Por eso, estos grandes árboles están en el norte de este planeta. Ellos son los grandes captadores del principio y de la energía divina para la humanidad. Y eso lo siguen cumpliendo y realizando desde hace millones de años. Es un eterno servicio de amor por las almas y por todos los planos de consciencia.
El Maestro contó que los ejemplares de esta especie consiguen elevar la consciencia mental tridimensional de la humanidad y son capaces de transmutar no solo nuestros pensamientos, sino también parte del sufrimiento generado en el planeta.
[Los árboles secuoyas] son fuentes de impulsos que generan y atraen la cura y la redención al psíquico planetario y, en consecuencia, a los individuos de estos tiempos, los que deben pasar del plano mental arcaico al plano mental cósmico evolutivo.
Nuestro Señor reveló, también, que los secuoyas son los guardianes y vigilantes de los Retiros interiores del planeta - locales sagrados, en los planos internos y espirituales, que sirven de base para la Jerarquía Divina ayudar a la Tierra.
En estos sagrados espacios del universo vegetal se recoge también la sagrada Jerarquía para poder pensar y meditar sobre los próximos pasos de esta humanidad y de este planeta, así como de todo el Universo.
De acuerdo con esas Enseñanzas del Maestro, los secuoyas gigantes tienen dimensiones tan amplias que pueden llegar a 85 metros de altura, debido a la portentosa tarea que realizan hace millones de años. Adicionalmente, su silencio y su inmovilidad contribuyen para hacerlos grandes y fuertes y, así, sustentar el eje de la Tierra y el corazón del planeta.
Secuoyas:
un misterio ancestral revelado
Cristo Jesús, en Su Mensaje del 5 de febrero de 2020, nos contó otro misterio sobre las secuoyas gigantes de California, algo que, no obstante, ya era de conocimiento de los pueblos originarios. De acuerdo con Él, estos vegetales encarnan la consciencia de los ancestrales de los pueblos indígenas, que escogieron continuar en el planeta para ayudarlo en su proceso de evolución y de cura.
Los grandes ancestros de los pueblos indígenas de Norteamérica están aquí. Su sabiduría, su humildad y su amor los ha hecho expresar esta grandiosa manifestación de la Creación del Reino Vegetal, que supera los límites de la consciencia humana, no solo mental sino también visual.
Después de tantas revelaciones sublimes y formidables sobre las secuoyas, el Maestro destacó que es hora que la humanidad descubra el valor real de esos árboles y la espiritualidad que portan como alma-grupo del Reino Vegetal.
Propiedades curativas universales
Cristo Jesus destacó, en Su Mensaje del 9 de febrero de 2020, que el Reino Vegetal es el más sutil entre todos los Reinos y, al mismo tiempo, el más donado a los demás Reinos. Eso se refleja en sus propiedades curativas, que actúan en los niveles cósmico, espiritual, mental y material. Según Él, los vegetales guardan una ciencia, aún desconocida por nosotros, que podría revertir todas las enfermedades humanas.
Entre tanto, la falta de amor y de respeto para con la naturaleza impide que descubramos todas las propiedades medicinales de las plantas.
Además, de acuerdo con la Virgen María, en Su Mensaje del 13 de octubre de 2016, la destrucción del Reino Vegetal es uno de los principales factores espirituales que generan las enfermedades mentales en la actualidad.
Hablando sobre las enfermedades psíquicas que azotan a la humanidad, Nuestra Señora anunció:
La cura para todo esto, hijos Míos, es la comunión con la Creación y en especial con la naturaleza.
Amazonía: epicentro sagrado
del Reino Vegetal
Cristo Jesús, en Su Mensaje del 4 de noviembre de 2015, lamentó que la humanidad haya perdido la consciencia acerca de la verdadera existencia y del propósito del Reino Vegetal.
Nuestro Señor afirmó que la principal enfermedad espiritual de los días de hoy es la destrucción de los Reinos de la Naturaleza. De acuerdo con Él, ahí está la raíz del caos y del mal en el mundo.
El Maestro dijo que una de las más importantes creaciones de Dios en el universo material es el Amazonas, la mayor floresta tropical del mundo. Según Él, los ecosistemas amazónicos proporcionan el sustento espiritual para todos los seres del planeta.
La Amazonia es la cuna para la Nueva Humanidad. Es el epicentro sagrado de todo el Reino Vegetal.
Cristo Jesús lamentó que el sufrimiento y la aniquilación de la Amazônia, sobre todo de los Reinos Vegetal y Animal que viven allí genere, como consecuencia, enfermedades, guerras y falta de paz entre los hombres. Dijo, refiriéndose al modo como la humanidad se relaciona con la Creación:
...después de tantas eras y siglos, la humanidad ha hecho todo incorrectamente, lo que siempre ha estado fuera de la Santa Ley.
Sin embargo, el Maestro nos indicó una forma de revertir esta situación: “si la mayoría de la humanidad cuidara y orara para revertir las causas que dañan… los Reinos de la Naturaleza, no existiría transición planetaria ni Apocalipsis”.
La Nueva Tierra
Como vimos, el Reino Vegetal vivenció todo lo que sucedió en la Tierra y carga las cicatrices de todo el sufrimiento que la humanidad le generó a lo largo de la historia. Aún así, se sigue donando incansablemente, en perpetuo acto de amor y sacrificio, para equilibrar nuestros errores y permitir que tengamos más tiempo para despertar y redimirnos delante del Universo de Dios.
El Reino Vegetal construyó e intenta mantener, a pesar de todas las dificultades que creamos, un mundo lleno de belleza, armonía, abundancia, diversidad, colores y aromas para acogernos. Ahora, después de aguardar millones de años, necesita ser tratado con el debido amor, cuidado y gratitud para continuar sustentando el planeta en estos tiempos de emergencia.
Que las generaciones de ahora se concienticen de esto, y que las futuras generaciones ya nazcan trayendo en su interior el espíritu de comunión con la naturaleza. Así, con toda la Creación unida en divina hermandad, cocrearemos una Nueva Tierra, en la cual caminaremos al lado del Maestro del Amor.
El nuevo ciclo intentará ayudar a este proyecto de la Tierra, para que no sean solo los Reinos de la Naturaleza los que sustentan la consciencia del planeta, sino que existan seres humanos conscientes ofreciendo el máximo de sí para que el planeta cumpla su función dentro del Plan de Dios.